
Ningún animal se ve tan inocente en el fondo marino como un caracol. Sus movimientos lentos y su accionar aletargado le dan una apariencia inofensiva. Pero una de las especies existentes, el Caracol Cónico, es en realidad un cruel depredador con un sistema de caza absolutamente sorprendente y efectivo.
Estos animales poseen en su interior una glándula venenosa que está conectada con un sifón que tiene apariencia de cañón. Cuando en el radio de acción del cono aparece una posible presa, éste dispara un dardo tal como un arco lanza una flecha, y lo clava en la carne de su víctima. En realidad podría decirse que este molusco "muerde" a su presa a distancia, ya que el dardo es en realidad un diente radular altamente evolucionado y muy modificado. Una vez que mordió, el diente segrega una toxina que es un poderoso relajante muscular. Los animales víctimas de ella se "distienden" tanto que dejan de respirar y se mueren. Cuando esto ocurre el caracol se aproxima a la víctima a la que engulle con su estómago distensible.

